Dolor de espalda en personas de la tercera edad
Los adultos mayores pueden padecer dolor de espalda por condiciones que también afectan a personas más jóvenes, pero es una realidad que las personas de más de sesenta años de edad tienen mayores probabilidades de sufrir este tipo de dolor, sobre todo debido a la degradación de las articulaciones de la columna vertebral. Dos de las causas más comunes del dolor de espalda baja en los adultos mayores son la osteoartritis y la estenosis espinal.
Las causas más frecuentes en el dolor de espalda
Si los síntomas son: el dolor en la baja espalda y la rigidez se manifiestan por la mañana y la noche y se presenta dolor que interrumpe el sueño, o dolor que es muy intenso por la mañana y nuevamente al atardecer, una sensación de fragilidad muy localizada al tocar el área de la columna vertebral, o un dolor intermitente que se hace más intenso al tener largos periodos de actividad, o finalmente, rigidez y pérdida de flexibilidad en la espalda (no pudiendo por ejemplo, doblar la espalda a nivel de la cintura), en ese caso probablemente la causa sea artritis degenerativa. El dolor en ese caso es provocado por la pérdida de cartílago en las articulaciones de la columna. Al principio el dolor será intermitente pero puede hacerse cada vez más intenso e incluso provocar dolor de la ciática.
Por otro lado, si el dolor sube desde la pierna y se presenta de forma más frecuente al caminar o pasar un largo periodo de pie, incluyendo periodos de debilidad o sensación de tener la espalda y la parte superior de la pierna dormida. En ese caso, la posible causa puede ser una espondilosis lumbar degenerativa o una estenosis lumbar. En ambos casos el estar de pie o caminar incrementa la presión en los nervios y provoca dolor cada vez más intenso.
Factores externos y cuidados
Existen otras causas para el dolor en la parte baja de la espalda, como por ejemplo una fractura por compresión vertebral, el síndrome del piriforme, un tumor en la columna, una infección, la fibromialgia, entre otros. Es importante también añadir que la actitud de la persona y su situación personal, familiar y social pueden incidir en el dolor. Por ejemplo, las personas deprimidas, sometidas al estrés o que tienen cansancio acumulado en la espalda por haber desarrollado trabajo físico por años, tienen mayores posibilidades de desarrollar dolores crónicos. Los pacientes con una vida familiar e individual con menos estrés, mejoran de forma más eficaz con el tratamiento médico adecuado.
También es importante que se siga un tratamiento médico que detecte en forma oportuna la raíz del problema clínico y dé un seguimiento farmacológico pertinente y prudente. Así mismo, contar con una cama adecuada para el descanso nocturno puede resultar de gran importancia para la mejora cotidiana del paciente, además de contar con patrones saludables de actividad física y alimentación. La salud de las personas de la tercera edad debe entenderse de una forma holística que permita un tratamiento adecuado, responsable y empático de este sensible grupo poblacional.
Unos buenos hábitos en nuestra higiene postural influye en la disminución del dolor de espalda. Para ayudar a conseguir una buena postura en nuestra vida, los productos de apoyo como almohadas cervicales o apoyos lumbares son una opción práctica y saludable.